27 junio, 2009

Habla con tu corazón. Del libro "Los guardianes del conocimiento".

A las estrellas de la mañana dales sólo amor. El amor te abre la consciencia. Te da joyas que tocan el corazón.
La fragancia de las flores es abstracta y está relacionada con el amor.
El amor te da alas. Te convierte en un águila. Te permite ver desde las alturas y al mismo tiempo hace que tu cuerpo sea humilde. Te ayuda a relajarte, te infunde ánimos para experimentar en las diferentes dimenciones de la vida.
El amor es como un arco iris, en el que se distinguen con claridad los diferentes colores de los sentimientos que transporta tu corazón.
Piensa en la claridad, piensa en el infinito. No pienses en las menudiencias, en las trivialidades, éstas carecen de importancia y son silenciosas, tan silenciosas que parecen cucarachas correteando.
El miedo paraliza, te vuelve incapaz de actuar y siempre te hace pensar en cosas sin importancia, mientras que el amor no.El amor es capaz de sacrificarlo todo.
Piensa tan sólo en lo impecable que es el águila cuando vuela hacia el viento, hacia lo desconocido, hacia el misterio.
Y ten sentido del humor y ríete bajo las estrellas, en la orilla del mar. Aprovecha las emociones más grandes de la vida.
Sé feliz, sé feliz...Cree en el amor, en la vida, en DIOS.

La cajita de herramientas.

Me encontraba sola, sin dinero, con tres hijos pequeños y muy enferma, tenía hepatitis crónica. Escuché que el médico le dijo a mi madre: “ya no hay nada más que hacer, hay que esperar lo peor"
Sólo la fe y los deseos de vivir me sostenían. Pensé… al enviarme mi Padre Celestial a este mundo, debió revisar mi equipaje y comprobar si había puesto todo lo que iba a necesitar para este aprendizaje.
Así inicié la búsqueda, hasta que hallé en lo más profundo de mí, una cajita de herramientas que estaba guardada exactamente dentro del corazón. Al abrirla pude ver una cantidad de elementos con los que podría valerme por mí misma y superar los obstáculos que me estaban agobiando.
Disponía de una lamparita con una luz blanca y luminosa que me alumbraría en los momentos de oscuridad. Había también una campana de cristal, que al sonar emitía una música melodiosa capaz de alegrarme en los momentos de tristeza.
Contaba con un manojo de llaves: una para hacer los ajustes necesarios en mi salud, otra para mantener mis fuerzas y hacerles frente a la adversidad, una más para abrir mi mente y poder distinguir con nitidez lo bueno y lo malo del mundo y una llavecita pequeña para que mis oídos se abran y escuchen claramente la voz de mi Padre Celestial guiándomé.
Curiosamente hallé un generador de energía amorosa que me sanaría. Y una mano tibia que tomaría la mía para darme la energía que me faltaba.
En un rincón una nota que decía:” hija mía conserva estas herramientas para que puedas protegerte en tu vida, verás que nunca te sentirás sola y no vaciles en llamarme cada vez que me necesites.
Logré recuperarme y hoy brindo amor y ternura a las personas que llegan a mí.