27 junio, 2009

La cajita de herramientas.

Me encontraba sola, sin dinero, con tres hijos pequeños y muy enferma, tenía hepatitis crónica. Escuché que el médico le dijo a mi madre: “ya no hay nada más que hacer, hay que esperar lo peor"
Sólo la fe y los deseos de vivir me sostenían. Pensé… al enviarme mi Padre Celestial a este mundo, debió revisar mi equipaje y comprobar si había puesto todo lo que iba a necesitar para este aprendizaje.
Así inicié la búsqueda, hasta que hallé en lo más profundo de mí, una cajita de herramientas que estaba guardada exactamente dentro del corazón. Al abrirla pude ver una cantidad de elementos con los que podría valerme por mí misma y superar los obstáculos que me estaban agobiando.
Disponía de una lamparita con una luz blanca y luminosa que me alumbraría en los momentos de oscuridad. Había también una campana de cristal, que al sonar emitía una música melodiosa capaz de alegrarme en los momentos de tristeza.
Contaba con un manojo de llaves: una para hacer los ajustes necesarios en mi salud, otra para mantener mis fuerzas y hacerles frente a la adversidad, una más para abrir mi mente y poder distinguir con nitidez lo bueno y lo malo del mundo y una llavecita pequeña para que mis oídos se abran y escuchen claramente la voz de mi Padre Celestial guiándomé.
Curiosamente hallé un generador de energía amorosa que me sanaría. Y una mano tibia que tomaría la mía para darme la energía que me faltaba.
En un rincón una nota que decía:” hija mía conserva estas herramientas para que puedas protegerte en tu vida, verás que nunca te sentirás sola y no vaciles en llamarme cada vez que me necesites.
Logré recuperarme y hoy brindo amor y ternura a las personas que llegan a mí.

No hay comentarios: