09 noviembre, 2008

Volver a las raíces.

En tiempos como los que corren actualmente, los sentimientos van quedando a un lado, se vive apurado, el día no alcanza y cuando nos sentamos a comer las noticias nos informan desastres financieros y catástrofes.
Se hace imposible conectamos con nuestras necesidades afectivas.
Cuando el cuerpo nos reclama algo percibimos los síntomas, pero continuamos pensamos que podemos dar un poco más de nosotros, hasta que la enfermedad se instala y nos dice: “hasta aquí llegamos”.
En algunos casos estamos con una depresión enmascarada, nos duele todo, la energía se escapó del cuerpo.
Debemos empezar un trabajo interior, sacando afuera todas las espinas y allí es donde recurrimos a LA FE, LA FORTALEZA INTERIOR, LA PACIENCIA.
Son nuestros recursos internos los que permiten levantarnos y aceptar esta nueva realidad para encontrar alivio… ese alivio que debe venir de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro.
Una vez más volvemos a nuestras raíces, allí están nuestros padres, hermanos, abuelos y las viejas anécdotas de todo lo dicho y hecho, bueno o malo, siguen guardados en el baúl de los recuerdos.
Las enfermedades son formas de llegar a nuestras necesidades más profundas.
En la fibromialgia hay seres que sufrieron pérdidas traumáticas, violencia familiar, abusos siendo niños, violaciones que ocultaron toda su vida por temor o llegaron a este mundo fruto de una violación.
Cómo resuelve una criatura semejantes cosas? Donde se puede esconder tanto dolor?
Hay carencias afectivas y las necesidades en todos los casos son las mismas: amor y ternura…contención y apoyo.
UN PRIMER PASO SERÍA CONECTARNOS CON PERSONAS QUE INUNDEN DE AMOR NUESTRO CORAZÓN: ES UN DAR Y RECIBIR AMOROSO.
CONECTARNOS CON LA NATURALEZA Y LLENARNOS DE ENERGÍA Y ALEGRÍA.

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